viernes, 30 de marzo de 2012

jueves, 22 de marzo de 2012

Oh melancolía

Me despierto, y sé que va a ser uno de esos días en que los únicos dolores que me parecen dignos, son los que tienen que ver con amores, con un amor. Los únicos merecedores de desazones y melancolías, de decepciones y tragedias.

Me despierto, y pienso que lo único que me haría feliz, sería caminar con "un ramito de violetas mustio"* por estaciones de trenes olvidadas.

Me despierto y ya no estoy en la National Gallery ni en el British Museum, y por supuesto, y sobretodo, ella no está conmigo.

Me despierto, y maldigo el día. Y quiero seguir en la noche generosa.

Nuestro amor fue uno de esos que te calan en los huesos, en lo hondo de lo hondo. Uno de esos que se cuentan con los dedos de una mano en la vida.

Hacía tanto que no la sentía tan cerca. Que no moría por su abrazo, por sus manos, por sus ojos.

Me despierto y 1589 km siguen siendo 1589 km.

Y Trelew sigue así de lejos.

Y Rosario así de frío.


*Joaquín dixit.