La regla es ésta:
dar lo absolutamente imprescindible,
obtener lo más,
nunca bajar la guardia,
meter el jab a tiempo,
no ceder,
y no pelear en corto,
no entregarse en ninguna circunstancia
ni cambiar golpes con la ceja herida;
jamás decir "te amo", en serio,
al contrincante.
Es el mejor camino
para ser eternamente desgraciado
y triunfador
sin riesgos aparentes.
[Amor, Eduardo Lizalde]
lunes, 9 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Amar es uno de los más grandes riesgos que uno puede tomar.
ResponderEliminarEn caso de tomarlo, de arriesgar, el contrincante no es el otro, sino uno mismo. La lógica, la defensa de los peligros externos, la supervivencia, nunca se llevaron bien con el amor. Yo tampoco.
besito*
Coincido con Deb.
ResponderEliminarSeras desgraciado, y triunfador, pero nadie dijo que esto seria lo que te hace feliz.
no creo que el amor se trate de ser triunfador sobre el otro.
Hay mucho por lo que aplicar en cuestiones de amor.
No es mucho mi tema ese.
Besos.
Ah, pero este tb es genial! Me he encontrado con estos especímenes algunas veces.
ResponderEliminarBeso
Lamentablemente, creo que a todas nos toca encontranos con especímenes así..
ResponderEliminarPero decime vos por qué nos enganchamos con estos especímenes?
ResponderEliminarPorque encontrarlos, bue, vaya y pase. La viñas del señor son amplias y variadas. Pero engancharnos? Y enamorarnos?? Algo no funciona bien en nosotros, está claro.
Se aprende, supongo, de estos especímenes. Y de nosotros mismos, sin duda.
Beso doña