Un mandarín estaba enamorado de una cortesana.
"Seré tuya, dijo ella, cuando hayas pasado cien noches esperándome sentado sobre un banco, en mi jardín, bajo mi ventana".
Pero, en la nonagésimonovena noche, el mandarín se levanta, toma su banco bajo el brazo y se va.
De: Fragmentos de un discurso amoroso. R. Barthes.
lo que cuesta más de lo que vale, es mejor dejarlo pasar.
ResponderEliminarsaludos!
Ya lo creo!
ResponderEliminar:)
Grossísimo.
ResponderEliminarTenía que ser Barthes, no?!!??
ResponderEliminarY, sin embargo, cuánto cuesta a veces agarrar el condenado banquito e irse sin mirar atrás (demasiado)!
ResponderEliminarPuffff si cuesta...y una sigue y sigue sentadita abajo de la ventana....
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